PUERTA DEL BENICADELL
Hito emblemático de la Vall d’Albaida
El símbolo
Si preguntáis a sus habitantes por algú símbolo común de la Vall d’Albaida, el valle blanco rodeado de montañas, sin duda os responderá que el Benicadell. Silueta visible desde todos los rincones del valle, este espectacular macizo montañoso cierra el valle por poniente y lo separa de la comarca vecina del Comtat. Bajo la cresta rocosa y su característica cima descansa la Umbría del Benicadell, espacio natural protegido. Para los amantes de la naturaleza, la excursión imprescindible y una de las ascensiones más bonitas de las montañas valencianas.
CÓMO HACER LA RUTA
Hay diferentes vías para ir al Benicadell. La más común es desde Beniatjar, un delicado pueblo en su falda, donde sencillamente siempre lo han conocido como la serra. Desdel sur del pueblo, donde está el calvario, nace un camino señalizado que nos llevará hasta la cima. Pasaremos antes por el área natural de Les Fontetes y la casa de Planisses, que se puede alcanzar en vehículo y ahorrar parte de la caminata. Des de Planisses ascenderemos por la exuberante Umbría y nos podremos desviar a visitar la Nevera, testimonio de la actividad económica de siglos anteriores. A la cima se accede después de superar un pozo ya presente en las Observaciones del botánico Cavanilles, pasando por una estrecha cresta.
LA UMBRÍA DEL BENICADELL
La Umbría del Benicadell, cara norte del macizo, es depositaria de riquísimos valores paisajísticos y naturales. Un paseo memorable en cualquier estación del año, pero especialmente en primavera y otoño. La gran altura de la sierra, superior a los mil metros, retiene los vientos húmedos del norte y produce más cantidad de precipitaciones que favorecen la vegetación. Con el tiempo, por otro lado, se ha erosionado la piedra calcárea creando sugerentes formas geológicas con presencia de numerosas fuentes y manantiales.
LAS VISTAS
Al recorrer el sendero que atraviesa la Umbría descubriremos por qué la Vall d’Albaida se conoce también como vall blanca, desde que los antiguos pobladores musulmanes la bautizaron como al-baīḑà, la blanca, por el color de las tierras. La ascensión ofrece diferentes perspectivas del valle y sus contornos montañosos, en las que admirar un paisaje agrícola modelado por siglos de trabajo humano.
LA NEVERA
Durante la ascensión encontraremos un indicador hacia la Nevera del Benicadell. No dejéis de visitarla. Esta monumental construcción, de 13 m de diámetro, se utilizó en el comercio de hielo hasta los inicios del siglo pasado. Formaba parte de una extensa red de neveras que pone de manifiesto la importancia de la industria de la nieve, que abastecía las ciudades del llano. El auge de esta actividad se sitúa entre finales del siglo XVI y mediados del XIX, periodo con unas condiciones climáticas más rigurosas que las actuales conocido como la pequeña edad de hielo.
LA CIMA
Al pie de la cima encontraremos uno de los elementos arquitectónicos más curiosos del paraje. Un pozo, a menudo aún con agua, que ya reseñó el botánico Cavanilles en sus conocidas Observaciones. A partir de aquí es necesario recorrer la cresta, sin ninguna dificultad técnica pero quizás un obstáculo para personas con vértigo. No pasa nada, pueden descansar al lado del pozo. Ya en la cima, las vistas son inacabables con buena parte de la orografía más destacada de las comarcas centrales: la Vall d’Albaida con el Caroig al fondo, las montañas de la Safor, Aitana, la Serrella, la Mariola, el vall de Perputxent e, incluso, en días claros, la Albufera.
[…] en ser que el sol s’enfila per les roques rosades del meu Benicadell. Quan ve la poca nit i el sol raspa les pedres del meu altiu penyal, és l’hora d’allunyar-se per fer una pregària als colors que condensa aquest sol poderós. Ací l’home es fa lliure […]
L’oració a la vall – Salvador Jàfer